Me reúno con el anestesista, un previo a la intervención quirúrgica. Me formula las preguntas de rigor, incluida, ¡qué ganas tenía!, la del fumeque: ¡qué va, qué va!, ya no fumo, me lo he quitado, contesto envalentonado. El tío apunta: exfumador (¿pero es que va a perseguirme toda la vida mi adicción al tabaco aunque ya lo haya superado?)
Termina el test y soy yo el que le pregunto si le puedo hacer una pregunta. Pregunte, pregunte usted, para eso estamos. Que quería yo saber, si no es mucho preguntar - empiezo con timidez -, si me van a dormir del todo o sólo en parte.
- Pues mire usted, señor, dada sus circunstancias y su estado general, creo que... va a dar lo mismo
-"...va a dar lo mismo..." - repetí despacio, mascando cada palabra...lo mismo - ¿quiere eso decir que es lo mismo que lo mismo da y que la cosa ya...?
-No olvide venir en ayunas