Mientras Thomas le sirve al inspector su enésimo primer wisky coincidiendo con el final de su historia, "Perfidia", canción canalla, agoniza en la gramola. Con el silencio de la música la voz de los hombres se convierte en un susurro. El Búho Bizco está prácticamente vacío y cualquier palabra adquiere un brío indiscreto.
-Vaya careto tiene hoy el inspector, ¿no, Lola?
-Vaya careto tiene hoy el inspector, ¿no, Lola?
-Mal de amores, Jota. Tú de eso no entiendes
-¿No?
-¡¿Sí?!
-Ayyy...mon amour...¡si yo te contara, Lola mía...!
-Cambio gin-tonic por historia de amores
-¡Quita, Lola, quita!. Bueno, el gintonic sí, ponlo; pero para historias, la del inspector. La verdad es que parte de la culpa es de Thomas...¡anda que la musiquita que le ha colocado!
Mientras Lola prepara la copa, Jota se acerca hasta la gramola y repasa los títulos. Una leve sonrisa de satisfacción y regresa a la barra. En una servilleta de papel anota B12 y junto a una moneda lo arrastra hasta el borde de la barra donde está apoyada la camarera.
-Las cosas según se digan, Lola. Hay canciones más dolorosas que un abandono; canciones tan cabronas que ahondan en la pena; canciones que le echan sal a la herida. Pero no todas. Llégate hasta la gramola y dale caña a esto antes de que se marche el inspector.
Jota señala la servilleta mientras mira fijamente a los ojos de Lola. Ella lo mira en silencio, durante unos segundos mantienen sus miradas.
-¿Me notas algo, Jota?
-¡Quita, Lola, quita!. Bueno, el gintonic sí, ponlo; pero para historias, la del inspector. La verdad es que parte de la culpa es de Thomas...¡anda que la musiquita que le ha colocado!
Mientras Lola prepara la copa, Jota se acerca hasta la gramola y repasa los títulos. Una leve sonrisa de satisfacción y regresa a la barra. En una servilleta de papel anota B12 y junto a una moneda lo arrastra hasta el borde de la barra donde está apoyada la camarera.
-Las cosas según se digan, Lola. Hay canciones más dolorosas que un abandono; canciones tan cabronas que ahondan en la pena; canciones que le echan sal a la herida. Pero no todas. Llégate hasta la gramola y dale caña a esto antes de que se marche el inspector.
Jota señala la servilleta mientras mira fijamente a los ojos de Lola. Ella lo mira en silencio, durante unos segundos mantienen sus miradas.
-¿Me notas algo, Jota?