-Tengo las
uñas largas
-Córtatelas
-Me crecen
mucho
-…… (silencio)
-No entiendo
por qué me crecen tanto
-Es natural
-¿Es natural
que me crezcan tan deprisa?
-Es natural
que no lo entiendas
-…… (silencio)
-Eres
teólogo y estás en paro. Ningún teólogo en paro conoce el mecanismo de las
uñas, demasiado trivial.
-¿Me estás
llamando pedante?
-Te falta
vanidad para ser pedante
-Estoy
pensando algo
-Cuenta.
Sabes que tus pensamientos me emocionan.
-Antes te
excitaban.
-Prueba
-En el
sótano hay una caja con platos y cubiertos que nunca hemos usado.
-Es la
vajilla y la cubertería de las mujeres de mi familia. Pasa de madres a hijas y
solo se utiliza en ocasiones muy, muy especiales.
-Me contaste
la historia la primera noche que hicimos el amor, y la verdad, me decepcionó un
poco no verlas en el desayuno.
-Soy
consciente.
-Pues verás, he pensado que podíamos usar esas
joyas de la familia todos los días, porque, y piénsalo, un día, sin preverlo ni
esperarlo, se puede convertir en una ocasión muy, muy especial. Y puede ser el
único día, puede ser el día de nuestras vidas…y pillarnos con los platos del Carrefú en la mesa.
(Toda esa vajillería –porcelana, cristalería y
cubiertos- se guarda en una alacena de madera maciza en el Búho Bizco. Nadie
sabe desde cuándo, nadie sabe cómo llegó a la taberna y nunca nadie la ha
usado. En el armario hay una plaquita de cobre viejo: “úsese sólo en caso
extraordinario”. Y es que nunca nadie ha sabido distinguir un caso extraordinario)
Hay que vivir todos los días como algo extraordinario así que nada de guardar la vajilla, el traje, y esa botella de cava para una ocasión "especial".... cada día es un regalo. Un abrazo
ResponderEliminarCada día un regalo, cada día es especial. cierto. No dejemos que el vino se avinagre ni que los puros se sequen.
EliminarUn abrazo
Me alegro que hayas vuelto, ya sabes que cuando no estás dejas hueco, el inspector está de depre y no termina de narrar la segunda parte de su aventura y los hechos se me adelantarán, a ver si me animo.
ResponderEliminarUn abrazo
El inspector está triste...qué tendrá el inspector...Lo de la depre lo entiendo, en el Búho anda todo el mundo un poco así. Y es esta primavera que no se decide.
EliminarUn abrazo y ánimo
Detesto esas cosas que se guardan para casos extraordinarios. Al final esos momentos no llegan nunca y si llegan resulta que no fueron tan extraordinarios.
ResponderEliminarSaludos,
Romek
Y luego está la frustración...cada vez que abres el armario te encuentras con esa botella que reservas para la gran ocasión...y compruebas na y otra vez que siempre está allí, que no ha llegado la gran ocasión.
EliminarUn abrazo
Detesto esas cosas que se guardan para casos extraordinarios. Al final esos momentos no llegan nunca y si llegan resulta que no fueron tan extraordinarios.
ResponderEliminarSaludos,
Romek
Amigo Javier, me alegra verte de vuelta. Yo soy de los que utilizan las cosas que compro, porque pienso que es la razón por la que se adquirieron, no para olvidarlas en un armario. Un abrazo.
ResponderEliminarGuardemos solo las cosas útiles, Sheol: el amor y las llaves del coche. Lo demás hay que devorarlo alminstante
EliminarUn abrazo
Encantado de reencontrarte, amigo. Nos faltaban tus historias, eres grande.
ResponderEliminarun abrazo.
Gracias, Donaire. Hay que reactivar el Búho. Un abrazo
EliminarHola Javir, como estas?
ResponderEliminarDespues de una larga ausencia, he regresado, pero mi blog no funciona bien y me he trasladado a otro en wordpress. Mi direccion es http://romekdubczek.wordpress.com
espero verte por ahi :) un abrazo,
Romek
Me acerco a verte, Romek
EliminarLas cosas que tenemos guardadas en los armarios, no quiero ni mirar. Besos.
ResponderEliminarPues no está de más echarle un ojo al armario antes de que lo encuentren los demás.
ResponderEliminarUn beso, Cris
Estos teologos yo creo que siempre han estado en paro.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y tu visita, espero tenerte mas a menudo por alli. Un abrazo,
Romek
Él no ha dejado de tener fe y continúa sacando la vajilla de los días especiales para celebrar que aún mantiene las ganas y el deseo de escribir para que sus amigos le lean y le comenten. Por cierto, siempre es un placer disfrutar de un chin-chin con un vino normalito... no es necesario que sea del mejor jaja
ResponderEliminarun abrazo
Todos tenemos algún 'chinchineo' del que no recordamos el vino, porque el vino no importaba. Por eso, Esi, no sé si es bueno recordar el vino. No, creo que no, creo que lo mejor es recordar el beso de las copas.
EliminarUn abrazo
"úsese solo en caso extraordinario", es verdad, y nos damos cuenta ya demasiado tarde a menudo que el hecho de estar vivos, aunq el polen y el tiempo nos joroben un poco cada año, ese es el hecho extraordinario. Y las vajillas y con las cristalerías superiores, mejor q romperlas a lo Brando, es admirarlas y de vez en vez usarlas.
ResponderEliminarsaludos, Javier