sábado, 26 de enero de 2013

Hay días que nos creemos John Wayne. Y con razón.


Uno de esos días que nada nos asusta, que tomamos el wisky de un trago y golpeamos el mostrador con el vaso. Que nos crecemos, que nos creemos John Wayne, que sabemos quién mató a Liberty Valance






La gramola del Búho Bizco busca en sus archivos y, clic-clic, descarga el “Qué será será nivel 3  interpretado por Palito Ortega, el de máxima alerta. La gramola ideó un sistema de alerta denominado ‘qué será será’ para comunicarnos la llegada de un nuevo cliente y dibujarnos su perfil: “qué será será´” canturreado por Doris Day es igual a cliente meloso, de consumo moderado, no fumador y que acostumbra a tirar de la cadena; es el nivel 1.  El nivel 2 le corresponde al ‘qué será será’ de José Feliciano: entra en la taberna para charlar y beber, y si se tercia, ligar, sin mariconadas; deja buenas propinas y es capaz de cantar el Asturias patria querida sin molestar al resto de los parroquianos. Buena gente.

Pero el tipo que ha entrado al Búho Bizco es de nivel 3. Ni siquiera arquea una ceja al escuchar a Palito Ortega, prueba irrefutable de que trae intenciones torticeras. Delgado, pequeño y cabezón, arrastra un abrigo negro dos tallas grande, luce gafas redondas sin montura y nariz aguileña. Después de echar un vistazo por encima de las gafas al local, se dirige con pasos cortos hasta el centro de la barra en busca de la camarera. Quiero ver al encargado, le dice a Lola con voz aflautada. Dejo a Margarita Ricchi con quien conversaba de toros y me presento al recién llegado: buenas, soy Jota, creo que pregunta por mí. Buenas tardes, contesta, me llamo JB Ballentines y sí, me gusta el wisky, pero ahora estoy de servicio.


-¡No joda que es policía! Entonces conocerá al inspector Gra
-No, no soy policía –me corta. Y me da por pensar si no será un inspector de hacienda. Joder, esa cuenta que abrí en Suiza con cincuenta euros…cualquiera le explica, con la que está cayendo, que fue una chulería para presumir de cosmopolita. ¿Y por qué, digo yo, me van a investigar a mí si ni siquiera me llamo Puyol…?
-¿Esto qué es? –el hombrecito interrumpe mis pensamientos y lo descubro señalando una urna de cristal sobre el mostrador

La urna es una novedad del Búho. En su interior guarda un atril de madera noble sobre el que descansa un libro. Se lo explico al menda: es una urna de cristal que guarda un atril de madera noble sobre el que descansa un libro. ¿Por qué?, me pregunta. Sospecho que esto se puede convertir en una conversación de besugos y decido explicárselo del tirón: Vera, Don JB, desde el 1 de enero del presente el Búho Bizco ser ha puesto cultureta y ha decidido elegir el libro del año. El elegido tiene como premio ocupar la urna que, si se fija, está abierta para que lo pueda leer todo el mundo. ¿Qué le parece la idea?

-Ummm…esto devenga cuota. Mire, D. Jota, soy inspector de la SGAE y le tengo que comunicar que este libro es una obra de autor usada en beneficio de su negocio, por lo tanto ha de aflojar la pasta.
-Me parece justo, D. JB, pero es el caso que ya pagamos por la música de la gramola, y me pregunto yo si una cosa no incluye a la otra. Por otro lado, le informo, este no es un libro normal, es lo que ahora se llama interactivo. Vamos, que habla. –El cabezón me mira, mira el libro y parece no creerme- Hagamos una cosa, coja el libro y abra una página al azar, luego, sin mirar, señale una línea con el dedo y lea a partir de ahí.

El tío, asómbrense, me hace caso y empieza a leer:

... Me brillan los ojos, estoy seguro "eres la primera tía que conozco que ha leído a todos esos, así que te lo tienes que hacer conmigo, y además... si no estás con la persona que amas, ama a la persona con la que estás". Se ríe, debe haber bebido más que yo porque me está diciendo que sí, que vale, ¿estoy soñando?, "no me lo creo, por favor, pellizcarme", no deja de reírse  "vamos fuera", me dice, y me coge de la mano en dirección a la puerta, me brillan los ojos, lo sé, y cuando pasamos al lado de los tres mamones mi pedorreta les deja petrificados a pesar de la algarabía de EL NUEVO MUNDO...

Mientras que los presentes gritan ¡el auto, el autor! agitando sus pañuelos, el inspector de la SGAE se limita a expeler un escueto “¿Y?”

-Cómo que ¿y? Me parece a mí, caballero, que usted no ha entendido nada. Lo que le está diciendo el libro es que hay un garito de medio pelo llamado EL NUEVO MUNDO donde hay mamones, mujeres que te cogen de la mano y tipos que se creen John Wayne. Un lugar que frecuenta Armando, que de bueno parece un bobo con ínfulas. Y es allí, si hay cojones, donde tiene que ir a cobrar así, a pecho descubierto, y no molestar a este refugio de gente honrada, ¡hombrededios! Pero no crea que no le voy a apagar. A ver, dígame cuánto es la fiesta en pesetas, en marcos o en francos, que aquí andamos sobrados de farsa monea

¡Tanto!, me dice (qué más da la cantidad si andamos sobraos). Con las mismas le digo, imperativo, a Lola: niña, mientras taladro los ojos del gafotas con mi mirada, llama a José, con acento en la ‘e’, y pregúntale si tiene un rato para tomar un gintonic en el Búho.

José es José Antonio del Pozo, el autor de UN BOBO CON ÍNFULAS, el libro del año en el Búho Bizco. José Antonio mantiene, con la constancia de un baturro, su blog, “El Blog de José Antonio del Pozo”, donde las palabras danzan al ritmo de su sabia batuta. Rezuma fina ironía, humor y un deje agridulce que acompaña a toda pluma inteligente y que ha trasladado a su libro, desde el titulo.



-Jota, que me dice su amigo del Pozo que lo he pillado de camino al Búho. Está al llegar.

Acerco mi nariz a la narizota de Ballentines: dígame una cosa, inspector de la SGAE –reconozco que estoy crecido-, si por tener el libro me cobra “tanto”, ¿cuánto me va a cobrar por tener al autor, “tanto” multiplicado por mil?

En un intento por desviar la conversación, Ballentines lanza un gritito con "¿Qué no tengo cojones de ir a cobrar al Nuevo Mundo?" –Y dando media vuelta, JB Ballentines sale del local observado desde el fondo de la barra por una silueta con la espalda apoyada en el mostrador y lanzando al aire con el pulgar, como si de una canica se tratara, un dólar que se introduce, clic-clic, en la ranura de la gramola. Cuando el inspector pasa junto al gramófono comienzan a sonar las notas… “se va el caimán, se va el caimán…”. John Wayne se separa de la barra tocando el ala de su sombreo tejano al tiempo que, con voz profunda,  susurra…”no has entendido nada, forastero”

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miércoles, 2 de enero de 2013

Créanme, los Reyes no son IKEA





Dicen que es lo que nos queda: la magia de los Reyes. Pero quiá!

Diez correos le he mandado a Gaspar y diez me han me han llegado devueltos. En un confidencial monárquico he leído que al mago Gaspar le ha afectado un ERE. A Melchor, el de las barbas blancas, le han ofrecido una prejubilación muy ventajosa y se lo está pensando. Queda Baltasar, miembro destacado de una minoría étnica al que sería políticamente incorrecto despedir. Aunque esto supone que lo van a cargar de trabajo, y eso tampoco es de una fina corrección. Menudo lío tienen.

Es el signo de los tiempos, parece que la filosofía IKEA (vas, eliges, lo traes y te lo montas) se va imponiendo. Pero no es lo mismo. No, no es lo mismo.

Háganme un favor, insistan y exijan que lleguen los Reyes. Y que sean generosos


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