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jueves, 5 de julio de 2012

Nos observan (otra vez)

El 15 de junio de 2010, con ocasión de los mundiales de fútbol, escribí el siguiente post. Ni quito ni pongo. Aún está vigente, creo.





Hace dos años:

Nos observan.

Pulsan nuestro desmedido ardor patriótico durante los partidos de fútbol del Mundial. Toman nota de las banderas nacionales ondeando al viento. Sonríen satisfechos al comprobar las ovaciones cerradas que le ofrecemos a nuestros ídolos y al escuchar nuestros gritos de júbilo. Fotografían nuestros rostros pintados con los colores nacionales y nuestras camisetas imitando a los jugadores.

Anotan en su agenda: Les gusta el camuflaje, los uniformes y los símbolos guerreros. Se enardecen con facilidad y siguen a los lideres. Aptos para la guerra.


¡Alemania, temblad, vamos a por vosotros!




En la actualidad:
Aclaro: la referencia a Alemania no me la inspiró la Merkel. En los Mundiales de Sudáfrica nos encontramos con Alemania en las semifinales. Les ganamos. ¿Se están vengando?

jueves, 14 de junio de 2012

La bandera, pero

Goran llegó a España hace dos de años, por los mundiales. Hizo escala en el Búho Bizco camino de la Costa del Sol, donde iba por asuntos de la mafia. Con la ayuda de un par de gintonics cimentamos una amistad que los tiempos no han conocido. Desde entonces han pasado muchas cosas: ha viajado por todo el país, ha cambiado de negocio, ha probado las tapas, el jamón y la manzanilla, se ha empapado de alma española y sobretodo ha conocido a Margarita Ricchi. Ya no quiere ser un guiri. Pero.

Explícame otra vez lo de la bandera, amigo Jota, me dice desconcertado. Y es que el albanokosovar, un tipo duro que ha visto de todo en esta vida, no acaba de entender el juego de banderas que nos traemos en este país. Hace dos años, recuerda, me dijiste que la bandera es el símbolo de un equipo de fútbol, el España Fútbol Club, y me lo creí un rato de tiempo. Es cierto que se le dije. Una chanza entre camaradas de gintonics que poco después me ocupé de aclarar. Pero.


-Verás, Jota, después de que el España Fútbol Club ganara a todos los equipos del mundo en Sudáfrica, dejé de ver banderas en los balcones y en los bares. Ya sólo estaban en donde la policía y los guerreros. Y cuando el rey viaja con la reina. Pero.

No me digas más, le interrumpo, las vuelves a ver. Me dice que sí, pero que menos. En estos detalles es cuando se comporta como un guiri, quiera o no. Tomo un sorbo de gintonic para refrescar la garganta y le explico lo que todo español con cuatro telediarios sabe de corrido. 

-Verás, Goran, a pesar de esa hermosa leyenda según la cual los españoles somos espontáneos,  apasionados, volcánicos y que estallamos como un castillo de fuegos artificiales en noche de San Juan, la verdad es otra. Nos movemos a golpe de alfilerazo en el culo, inventamos las tapas porque somos indecisos, a los toros vamos cuando el cartel es seguro, somos del madrid o  del barsa para evitar sorpresas, pagamos los recibos el último día y los cobramos pasados el último día. Te digo, amigo Goran, que si el España Fútbol Club va ganando partidos y se acerca a la final, las banderas saldrán de los baúles, decorarán los bajos de la tele en los bares y lucirán en todos los balcones de España. Los españoles, ya ves, somos más bien pausados. Vamos pasito a pasito.

Me mira, gira la cabeza, la detiene en la espalda de Lola que está preparando cafés, sigue el barrido hasta tropezar con la mirada de Margarita Ricchi...En cambio, piensa en voz alta, las españolas sí son de leyenda.

-¡Falso, Guiri, falso! Las españolas, racata-plán, son tan auténticas como el calor en agosto y el frío en iinvierno. Lo que es una fantasía son los símbolos nacionales.

En cuanto me deje el albanokosovar voy a rebuscar en un viejo baúl donde guardo la bandera, y si llegamos a la final limpiaré los pliegues de carcoma y la izaré orgulloso. Un orgullo que dura lo que duran las noticias de deporte. Pero.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ni Adán ni Darwin.

Por partes:

Primera: lo de Adán y Eva, no. El adanismo, el creacionismo y otras fábulas similares las guardamos en la carpeta de Mitos y leyendas. Por el bien del cristianismo. Ya me explicaré.

Segundo: la teoría de la evolución...ummm...hasta que esta verdad revelada sea sustituida por otro dogma, lo aceptamos con matices. Digamos que sí, que comenzó una evolución, pero que poco después sufrió un parón.

Constatación empírica:
-Las piernas. Observen que la parte más expuesta a los golpes es la menos protegida: las espinillas.  En cambio, la parte trasera está convenientemente acolchada por los músculos y la grasa; ¿para qué? por ahí difícilmente tropezamos. Podría extenderme en otras contradicciones corporales, pero no es el caso.
-La alimentación: veneno puro. Lo que más nos gusta es veneno puro para nuestro organismo, es incompatible con un cuerpo que no necesita estar todo el día perdido por la selva procurándose alimentos ni somos nómadas en transito perpétuo. Hay trenes, coches y aviones; sentaditos y con un bocata de jamón. Algo falla: o nuestras necesidades y preferencias alimenticias no han evolucionado a una vida sedentaria o nuestro cuerpo no se ha adaptado a los usos y costumbres de los últimos miles de años.

Consecuencias: Nos vemos obligados a hacer cosas tan antinaturales como someternos a una dieta que no nos apetece o a ejercitar un cuerpo diseñado para actividades que nada tienen que ver con la tele y el sofá, es decir, con lo natural

Y digo yo, ¿acepta la Iglesia que Dios, sabio y perspicaz donde los haya, nos creó con tan dolorosos defectos?
Y digo yo, dos: ¿después de millones de años de evolución no han conseguido adaptar nuestro cuerpo al día a día?

Mi médico, un  revisionista de la teoría de la evolución, me dice que lo que la naturaleza me ha concedido no es suficiente, que debo tomar pastillas y hacer ejercicio....¡qué ganas tengo de que termine la evolución de una puñetera vez!

lunes, 17 de enero de 2011

Un domingo por la tarde en Urgencias

¿Han visitado las Urgencias de un hospital un domingo por la tarde? Yo sí, ayer. La cosa era urgente pero no grave; de ahí que me entretuviera observando, sin pudor alguno, el desfile de familiares y amigos de los `urgentados´.

¡Tela!

Mucha tela, de chándal. Mucho chándal, sobretodo en los hombres. Todos parecen arrancados del tartán, es como estar en los vestuarios de la ciudad olímpica. Aún no entiendo por qué nos birlaron las olimpiadas. Con la afición que hay. Igual se fijaron en las zapatillas, eso será; y eso nos hundió. Las zapatillas, aclaro, son a cuadros. Y de felpa. De las de "andar por casa".

Agudizo el oído por si alguna frase perdida me aclara el misterio. "Pos yo estaba tan ricamente en el sofá, con mi cafelito y mis últimos turrones cuando..." dice uno. Otro: "lo mio es mas gordo; estaba echándole el ojo a la parienta para rematar hoy domingo lo que el sábado sabadete no pude y va y se me pone mala".

Lo que me abrió los ojos: "Yesque los domingos son para pasarlos en chándal, desparramados en el sofá delante de la tele, no para tener un dolor de apéndice".

Es lo que tienen las urgencias, que te vas con lo puesto.


Ejemplo de lo que no se ve en Urgencias un domingo por la tarde.



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