miércoles, 18 de julio de 2012

La terapia del olvido

Leo esta noticia  y me pregunto que para qué. 

Confieso que la manipulación de los dispositivos que traemos de serie me pone nervioso, me da un no sé qué. Que las cosas para lo que son. No sé, digo yo. Pero pensando pensando y echando mano de la memoria, caigo en la cuenta de que hay artilugios que aun usados conforme al manual tienen unos resultados pavorosos. Pongo un caso:  la democracia, las urnas, el derecho al voto y las jornadas de reflexión, sobretodo las jornadas de reflexión. Pues hay casos en los que se cubren todas las fases de la liturgia y va y te sale un Hitler. Por eso digo yo, por eso y por decir algo, que la manipulación más peligrosa es la de las intenciones.

Voy al tema: Alterar la memoria borrando determinados episodios de nuestras vidas tiene aplicaciones terapéuticas, dicen o me ha parecido entender que dicen. Borrar de la memoria momentos dolorosos, eliminar de nuestro disco duro imágenes envueltas en tragedia, ayuda a sobrevivir.


Puede ser. Para épocas de bonanza puede ser: tachamos los malos recuerdos y nos quedamos tan ricamente saboreando la paga doble de vacaciones. Es una aplicación.

Otra, la Aplicación B: desvanecemos los buenos recuerdos, aquellos en los que había paga doble por vacaciones o simplemente vacaciones. O trabajo del que `vacacionar´. Se trata de eliminar referencias de tiempos mejores, de evitar comparaciones que provoquen depresiones de las de encerrarse en el sótano con la luz apagada.

No lo duden, en los tiempos que sufrimos, la Aplicación B se la van a quitar de las manos si deciden comercializarla.


(Me han asaltado a la memoria momentos en los que me hubiera venido muy bien la Aplicación B. Con catorce o quince años, o con ambos, interno en un colegio en régimen de semiesclavitud, sufría unas angustias menopaúsicas recordando las vacaciones de Navidad o de Semana Santa que acababa de disfrutar. Miraba el reloj y me torturaba como un imbécil contándome a mí mismo que una semana atrás, justo a esta hora, estaba en el cine con...sí hombre, la rubita ésta...Pero mi memoria no era lo suficiente flaca, y si no recordaba el nombre, me acordaba del color del pelo. Y eso deprime. ¡Lo que hubiera dado por una dosis de Aplicación B!)

Pinchen aquí y conozcan el umbral de la decencia. La corrupción con franquicia. Cosas de Plinio



viernes, 13 de julio de 2012

Feliz Viernes 13




A los anglosajones les da cosa el viernes 13. Como a nosotros el martes 13. Viene a se lo mismo: supersticiones.

O no. 

Tal vez los collafóbicos, también conocidos como friggaatriscaidecafóbicostengan razón. 

¡Ojo a este dato!: la reunión del Consejo de Ministros se celebra los viernes.

Aun así: Feliz fin de semana de viernes 13. Y que los recortes nuestros de cada viernes les coja con todo hecho.


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miércoles, 11 de julio de 2012

¿De dónde son?


¿Ha sido dura la marcha?, pregunta la aguerrida periodista. Mucho -contesta un heroico minero-, con mucho calor y  muchos kilómetros.



Pero ya están en Madrid, en el rompeolas de todas las manis. Han entrado bajo bandera como Franco llegaba bajo palio. Pero es distinto; ellos, los mineros, luchan para dejarles a sus hijos un trabajo que pagaremos el resto de los españoles. Son leyenda. Son la mística obrera, el ariete de la revolución. Tiznados con las entrañas de la tierra, con los ojos tristes por la oscuridad de la mina, con el alma blanca para combatir la negritud de su trabajo...canta, Victor, tú sabes de qué va, te lo ha contado tu abuelo.


Los he visto por televisión, cómodamente sentado en el sofá de casa de mis padres y tomando una tarta que mi madre ha preparado por mi cumpleaños. Mi padre me acerca un gintonic: vamos, aunque sea miércoles,  también celebramos nuestro aniversario y tu madre quiere verte contento. Miro la pantalla de la tele: mineros, prejubilados, sindicalistas, políticos y artistas progres jaleados por un puñado de madrileños...me acuerdo de "Talleres García"; han cerrado, cinco a la calle, uno es mi primo, demasiado joven para jubilarse, demasiado viejo para reiniciarse. Lo sabemos la familia, los Garcia y los clientes de los García

-¿Qué te parece lo de los mineros, hijo?
- Lo de mi primo sí que es una putada, papá. Y nadie lo sabe.
-Son pocos, chaval, son pocos. Y no dan la estética revolucionaria.

Me fijo en las imágenes de televisión: banderas regionales y banderas viejas de un siglo pasado. Ninguna Nación.

-Mira las banderas, papá. 
-Sí, a mi también se me antojan lejanos. Extraños. ¿De dónde crees tú que son?
-Del país de las maravillas, quizá.

Plinio

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jueves, 5 de julio de 2012

Nos observan (otra vez)

El 15 de junio de 2010, con ocasión de los mundiales de fútbol, escribí el siguiente post. Ni quito ni pongo. Aún está vigente, creo.





Hace dos años:

Nos observan.

Pulsan nuestro desmedido ardor patriótico durante los partidos de fútbol del Mundial. Toman nota de las banderas nacionales ondeando al viento. Sonríen satisfechos al comprobar las ovaciones cerradas que le ofrecemos a nuestros ídolos y al escuchar nuestros gritos de júbilo. Fotografían nuestros rostros pintados con los colores nacionales y nuestras camisetas imitando a los jugadores.

Anotan en su agenda: Les gusta el camuflaje, los uniformes y los símbolos guerreros. Se enardecen con facilidad y siguen a los lideres. Aptos para la guerra.


¡Alemania, temblad, vamos a por vosotros!




En la actualidad:
Aclaro: la referencia a Alemania no me la inspiró la Merkel. En los Mundiales de Sudáfrica nos encontramos con Alemania en las semifinales. Les ganamos. ¿Se están vengando?
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