martes, 5 de abril de 2011

Goran, 3ª epístola

Goran se va de copas con sus amigos y de tapas consigo mismo. Un cruce de miradas presagia un futuro inquietante

Querido J.
Te contaba en mi anterior carta, paciente amigo, la manera en la que había llegado a tan confortable y lujoso parador y el regocijo que nos embargó a mi y a mis viejos camaradas al encontrarnos en tan prometedora e inesperada reunión. Si no me flojea la memoria -cosa que no es de descartar después de tanto sobresalto como he he sufrido estos últimos días- te relataba el momento en el que entramos al local que comunica con el parador y que hace las veces de taberna de altos vuelos. ¡Y qué ambiente, hermano!.Y me vengo a referir a la decoración, porque en lo tocante a la animación no contaba más que con la que aportábamos nosotros, los únicos que gozábamos de tan magnificas instalaciones (abro paréntesis para decirte que no estábamos solos, hecho que supe más tarde y que forma parte de la historia que sucedió más adelante); instalaciones que  están compuestas, como ya te referí, estimado amigo, por un piano con su concertista y todo, y que en el momento en que nosotros entramos estaba interpretando una pieza de Julio Iglesias 


(...sabes mejor que nadie /que me fallaste.../ sabes a ciencia cierta/ que me engañaste/aunque nadie te amaba/igual que yo.../Échame a mi la culpa/de lo que pase...y así),


Aunque sin vocalista, sólo con la tonadilla que salia del instrumento, logré entender la tierna melodía, cosa que me sorprendió. También cuenta el local con espejos detrás de la barra acolchada desde donde, por cierto, sirven los licores unos caballeros con chaleco negro, camisa blanca y canas en las sienes; por lo visto los servidores más jóvenes y las camareras los reservan para lo que llamaban la "boat", como pudimos comprobar más tarde. La luz de la elegante taberna no surge del techo, como es la costumbre, sino de unas lámparas cortas y de color verde colocadas sobre cada una de las pequeñas mesas redondas de madera oscura; únicamente sobre el mostrador acolchado han tenido la cautela de reforzar la intensidad de la luz, sin duda por ser donde se manejan los dineros.





En éste establecimiento, que ya imaginarás docto amigo que yo ya conocía por mis anteriores viajes, estuvimos una hora y quince minutos más, lo que suelen ser dos bebidas, o tres, según el bebedor. Pagamos unos buenos duros por los licores -es por lo elegante del lugar, se disculpó el mozo- y desfilamos hacia una puerta que comunica directamente con la calle dedicada a un famoso Don Luis, evitando así cruzar los suntuosos salones del establecimiento, que dado nuestro crecido ánimo jovial quizá hubiese resultado comprometido para los alguaciles que guardan el buen nombre de tan reputado parador. Cuando ya iba a alcanzar la puerta, mi mirada tropezó con una figura sentada a una mesa y que sin lugar a dudas pertenecía a una muchacha esbelta y de rostro agraciado que en ese momento, y por la manera con la que paralizó mi mirada con sus ojos de tigresa, me pareció procaz y descarada. Acontecimientos que viví con posterioridad abrieron mi mente y me revelaron que no era procacidad ni descaro, sino que formaba parte de la vida misma.





Sin más entretenimiento salimos del local en ruidosa camaradería, tal como corresponde a una cuadrilla formada en su mayoría por españoles que  fuman y beben y que libres de ataduras femeninas están ansiosos por demostrar su hombría.


Este que sigue es un punto de escaso interés en lo acaecido aquella noche, pero cronológicamente fue lo primero que sucedió. A la salida del local del piano nos arremolinamos en torno a un punto imaginario de la acera y comenzamos a discutir el asunto del condumio nocturno. En menos tiempo de lo que tarda en caer un rayo se formaron dos grupos de opinión. Uno capitaneado por Sebastián, un veterano sesentón con panza criada a la sombra de la Cruz del Campo y con la frente despejada, y el otro liderado por Liberto, un joven novicio que se enciende solo con oír la música de Julio Iglesias y que no quiere perder el tiempo con previos "al asunto", como él dice. Como ya imaginarás, apreciado amigo, yo eché dos pasos atrás y esperé acontecimientos. En mala hora. La indefinición es el mejor de los caminos para la soledad. Los partidarios de Sebastián, más dados a los placeres de la mesa que a las conversaciones con desconocidas, se dirigieron a un cercano mesón de alto copete y precio disuasorio donde, sin duda, colmarían sus anhelos por esta noche. Los más jóvenes dejaron que sus tripas cantaran y abrieron camino hacia la famosa "boat". Preso entre dos fuegos decidí abordar una pequeña taberna donde, sin necesidad de tomar asiento en una mesa, me acerqué al mostrador y pedí una vaso de vino con dos tapas, una de papas aliñás y la otra de atún encebollado, suficiente para enfrentarme a lo que la noche me deparara. 


Con la íntima esperanza de que podamos reunirnos pronto, un abrazo. Goran 

En próximas entregas nos contará cómo se adentra en la exclusiva boat

15 comentarios:

  1. Hay tono, hay suspense, hay Sur ahí. Fenomenal, javir

    ResponderEliminar
  2. Es lo que tiene dejar el Buho bizco, el nivel baja, el trato no es igual y las raciones menguan en calidad y en cantidad, aparte del sublime garrrafón servido por Thomas que no tiene igual, además veo que Goran pierde calidad en la compañía, la peña del Buho, sin dudar iría primero a llenar la andorga y seguido a los otros placeres de la carne.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola Javir
    El buho bizco sufre la crisis como el que más hay que darle vida al local antes de que se echen encima los especuladores.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Que bien canta por Julio Iglesias...que voz!! Si le cantara así a la de los ojos de tigresa...acabaría tomando las papas aliñás con compañía.
    Besotessss

    ResponderEliminar
  5. Esto se está poniendo mas que interesante, esos ojos, seguro que no los has mencionado por casualidad. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Que daría yo por tener unos ojos como esos, tan profundos y enigmáticos... ¡Ay, la de maldades que haría yo con ellos!

    Besosss.

    ResponderEliminar
  7. Hola Javir. Hago mio el comentario de Aniki. Este Goran está lleno de sorpresas. Besos.

    ResponderEliminar
  8. José Antonio...es verdad, no lo había pensado: "hay sur". Me gusta la expresión.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Jose, yo creo que Goran acabará por desencantarse. Y cierto, nada como el Búho

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. APU, habrá que hablar con Thomas para que le de marcha al local

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Montse...¡quién sabe!. Quizá haya canciones, susurros y papas aliñás

    Besossss

    ResponderEliminar
  12. Sheol...las casualidades no existen

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Aniki..¿seguro que o tienes esos ojos?

    Besos

    ResponderEliminar
  14. Cris...no sé si habrá más sorpresas, aunque creo que aparecerán otros ojos.

    Besos

    ResponderEliminar
  15. Folhetim. Muy agradecido.

    Un saludo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...