-¡Un
café mañanero, Lola!
-Contento te veo, J. ¿Y me podrías explicar la
diferencia entre un café matutino y un café vespertino?
-El café es como el periódico: macerados por la noche y expuestos al fresco de la mañana. Ya no hay periódicos vespertinos, ya no tiene sentido comprar un periódico que no puedes comentar con el café mañanero, con los compis del curro.¿En casa, comentarlo en casa?, eso lo hace la gente con Matias Prats.
-Entonces un café solo, ¿no?
-Mánchalo con unas gotitas de leche fría, hermosa damisela
-Repito, J: te veo contento.
-Es 15-J, Lola. El día de la
revolución.
-Eso fue el 15M
-Eso es otra cosa.
Margarita Ricchi tiene una
caída de ojos para cada ocasión. Por las mañanas, cuando llega al Búho Bizco, clava durante unas milésimas de segundos su mirada suave y serena en los ojos de Lola para entornarlos después mientras inclina levemente la cabeza. Lola sabe que está pidiendo lo de siempre: infusión fría con dos bolsitas de té verde y una de menta-poleo, en taza grande.
-¿Me explicas eso, J? Y Buenos días, perdonen que no había saludado
-Hola, Margarita. ¿Qué quieres que te explique, lo del
15-J?. No sé si habías nacido. Fue un quince de junio de mil novecientos setenta y siete. La gente se echó a la calle y propició el mayor
cambio que ha visto esta nación en los tiempos. España entera se levantó ese 15-J para cambiar el país de arriba a abajo. Se formaron
colas de gente para dar su opinión, millones de españoles le
retorcieron la muñeca a la historia para convivir en paz y libertad. Fue una fiesta.
-Algo he leído, J. Y lo que
no he visto. No he visto plazas con el nombre de 15-J, no he visto niños que se llaman Quincejota. Ni siquiera hay un vino con la etiqueta 15-J. ¿Eso es lo que se llama una revolución silenciosa?
-Eso, Margarita, es lo que se llama pueblo de memoria
flaca y país ingrato. Si no mimamos las revoluciones que nos salen bien, otras vendrán y
ocuparán su lugar.
Margarita observaba en silencio la taza de té mientras reflexionaba. El silencio se agrandó con el final de la música tranquila de Diana Krall...
-Lola -Margarita miro con dulzura a la camarera-
cámbiame le té por un Martini Hemingway y pon un chupito de Jack Daniel´s para J. Y tú sirvete ese brebaje que tomas...cubata creo que lo llamáis. Tenemos algo que celebrar.
-¡Un momento! -era el exinspector Gracia, su grito desde la puerta nos obligo a volver la cabeza y ver su silueta recortada por la luz de la mañana- ¡Denme una copa!. Quiero brindar, después de todo formo
parte de la historia .
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