miércoles, 6 de julio de 2011

Gorán, 6ª Epístola

En la que Goran nos adelanta lo que le sucedió en días posteriores con una amiga de su nueva amiga.

Querido J.
Como te conté, a la salida de la boat se produjo un momento de alta tensión y no fácilmente controlable como consecuencia de una muy comprometida pregunta de Mercè de Triana; por fortuna mis años de aguerrido mercader me enseñaron a sortear las trampas y las maliciosas inquisiciones, por lo que sin mayores problema salí airoso gracias a una respuesta ingeniosa y poco comprometida: -"¿Paseamos?".
Y nos dispusimos a pasear. 


Antes de comenzar a caminar se despidió de la trianera y de mi mismo una amiga, intima según ellas dijeron, de mi acompañante. Rocío, que así se hacia llamar, estuvo revoloteando toda la noche por la mesa que ocupábamos yo y mi nueva amiga. No había hecho yo referencia a la muchacha, amigo J, porque dudaba en incluirla en el relato debido a unos hechos que sucedieron días después y que podían poner en entredicho mi merecida fama de caballero, pero he recordado de pronto una frase que descarga de todo peso a mi conciencia. Para que no existan dudas ni malvadas interpretaciones, cito de manera textual la respuesta de la tal Rocío a una observación con la que yo pretendía objetar -bien es cierto que sin demasiado entusiasmo-  una propuesta suya dirigida a tomar infusiones al amanecer en una casa en al que moraba sola y sin compromiso -a decir verdad sí había un compromiso, pero a tan larga distancia que se antojaba imposible su llegada esa misma amanecida-, y después de una noche en la que, la llamada Rocío y yo, bebimos juntos en al misma boat donde conocí a la trianera: "No tengas que preocuparte por eso, Goran, la trianera también me ha levantado novios a mi". Ante tan frío, lógico y femenino razonamiento no pude negarme a tomar infusiones. Confieso, amigo mio, que me ayudaron dos coyunturas imposibles de ignorar; a saber: la figura más voluptuosa, lasciva y ardiente que puedas imaginar en siglos me estaba convidando a té, manzanilla o café en su coqueta casa de mujer sola y emancipada; su rostro no era muy agraciado, bien es cierto, pero más cierto es que no era mujer con la que pasar las horas muertas mirándose a los ojos. La otra circunstancia que valoré para dar el sí a la niña era quizás de más baja calaña, pero que provocaba en mi una insana y agradable satisfacción. Me explico: tenia la oportunidad de compartir empitonamientos a un lado y a otro; por una parte ayudaba a la excitante Rocío a vengar las cornamentas que su amiga le había propiciado, y por otro lado desquitaba los cuernos con los que sin duda me habían adornado la testa mujeres en las que confié. Ya ves, amigo J, que acudí a tomar infusiones con la conciencia tranquila y los deseos alterados. Y aquí dejo la narración que, después de todo, corresponde a días posteriores. No digo que no te cuente en alguna otra carta cómo se desarrolló la noche y te detalle el sabor de las celestiales infusiones. Desde aquello tomé gran afición al poleo y al té verde.




En una próxima epístola, Goran nos contará cómo una noche que él preveía melosa y pícara se trasformó en una noche de convivencia con putas y regidores mangantes.

4 comentarios:

  1. No es mala idea, en la sierra yo también iba con muchachas al campo a recolectar manzanilla y poleo, nunca regresé con ninguna planta al pueblo, pero no me importó.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. es lo que tienen las hierbas, Jose, que son muy llevaderas.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. No he leído las cinco cartas anteriores de Goran, pero en su defensa (aunque una mujer debería defender a un hombre en pocas circunstancias...), aclaro que estando con R., M. de triana avivaría el ingenio y se daría prisa en proponer más paseos y excursiones por la bahía de Cádiz... jaja.

    Escribes muy bien.

    un saludo

    ResponderEliminar
  4. Hola, Esilleviana.
    Lo malo es que Goran es un albano-kosovar que, paseando por la bahía de Cádiz, acabaría preguntando "qué es lo que tiene este rincón". Y terminaría loco cuando M., tarareando a Niña Pastori, le contestase que
    "Las niñas bailan
    Y el puerto en luna
    Con su vestío
    Bordao de espuma ay Caí"

    Gracias por tu comentario. Un saludo.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...