Entró al Búho Bizco. Era un tipo duro, de los que no usan espuma para afeitarse. ¡Un tequila!, y dígame quién es el jefe. Lola giró la cabeza señalando a Jota.
-¿Qué se le ofrece, caballero?
-Soy Austero Gutiérrez, el nuevo director del banco.
-¿Y Benigno?
-¡Dimitido! Ahora mando yo. ¡Nuevos tiempos!
-Encantado, D. Austero -balbuceó Jota ofreciéndole la mano
-Sólo quiero decirle que la renovación de su póliza ha sido denegada -el director del banco ignoró la mano de Jota y apuró el tequila de un trago
-Debe de haber un error, D. Austero, mi póliza vence dentro de diez meses. En realidad es una pequeña póliza de crédito que Benigno insistió en abrirme y que apenas he usado. Yo me financio de mi secretaria, la señorita Ricchi
-Eso es ahora, pero dentro de diez meses puede estar a malas con su secretaria y necesitar una renovación. Pues sepa que no es posible.
-Gracias. Son tres euros -y Jota se alejó de la barra para hablar con Margarita Ricchi sin despedirse del nuevo director.
Se sentó junto a la Ricchi. Ella lo miró: ¿algún problema, jefe? Jota la observaba en silencio, absorto, eligiendo cada una de las palabras que iba a pronunciar. Margarita -dijo al fin- ¿por un casual no te has imaginado casado conmigo dentro de diez meses?
La mujer se levantó en silencio y de dirigió a la barra, junto a Austero. Buen trabajo, Gutiérrez; has estado muy convincente. Y le dio un billete de cien euros.
Las mujeres siempre buscan un punto dèbil para llevarnos al altar...jajajaja
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato.
un fuerte saludo
fus
...y tenemos muchos puntos débiles...
ResponderEliminarGracias, fus. Un abrazo
En plena crisis de valores, de identidad y económica; poca gente se atreve a dar el gran salto (¿adelante, al vacío?) caramba, mi banquero ya ni se molesta en comunicarme los cambios en las condiciones de la cuenta, las cuelga en su página web para general conocimiento.
ResponderEliminarUn abrazo
Intuyo que el cambio de condiciones de la cuenta son para que pagues algún eurillo más. Al menos reconocele al banquero el detalle de no decirtelo a la cara y con recochineo.
ResponderEliminarUn abrazo
y que remedio le queda...
ResponderEliminarun abrazo
...huir...
EliminarNingún bancario se conforma ya con las garantías habituales, es el colmo.
ResponderEliminarPero lo tendré en cuenta por si me divorcio y me vuelvo a casar.
Ni con las habituales ni con las extraordinarias...
EliminarMala está la cosa si hasta los directores de banco tienen que puriemplearse y sacar un dinerito en B.
ResponderEliminarLa manía que tienen algunas congéneres mías con lo del casatorio es digna de estudio. He pasado un rato la mar de entretenido en tu blog.
:)
Hola Javir.
ResponderEliminarPor causa de tener el salrio congelado hace cuatro años y que me están sangrando con los recibos de luz, agua, gas, peajes, impuestos indirectos y más de los directos... que no uso espuma para afeitar porque no me llega para comprarla... soy "un tipo duro" o un pobre desgraciado que no tiene ni para un cáfe extra? je,je,je.
Un abrazo compañero!
Bueno, bueno la Richi si que sabe. UN abrazo.
ResponderEliminarMujeres al poder. Besos.
ResponderEliminarEs q hay cada lianta por ahí... ¡Pobrecillo Jota, entre el banco y la secretaria lo tienen pillado por los huevos.
ResponderEliminarun abrazo
Acá es cuando piensa aquello de 'nadie sabe para quién trabaja'. Seguro, porque ¿quién trabaja para Jota? No hay duda, que entre el poder y el silencio, el silencio con poder.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
F.