Buen día,
Visto en televisión:
Una cadena de hoteles ha puesto en marcha un servicio de calientacamas humano. ¡Guay!
Un humano, o humana (va por usted, Doña Bibiana), o dos si la cama es grande, se meten entre tus sábanas y le dan calor humano. Sin el frío, ¡antipático!, evitamos ese espasmo vulgar y posbélico con el que nos contorsionamos hasta convertirnos en un ovillo magro. Nada elegante en un hotel de postín.
Se lo voy a contar al alcalde de mi pueblo. Le voy a mandar un e-mail y regalarle la idea del calentador humano. ¡Será un calientacalles!. El turismo nos desbordará, ya verán.
-Imposible, con el calor humano no se caldean las calles...
-¡Pues que sea un calientapersonas!
-Eso, un humano, o humana, nos calentaran mientras paseamos por la plaza del pueblo...¡va a se la leche!
¡¡Superguay!!
Jueves, feliz jueves.
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