lunes, 4 de octubre de 2010

El regreso de Goran

Hoy me he extendido, pero no lo puedo hacer por menos. Si gustan...
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El Búho Bizco es el pub de moda de mi calle. El Búho tomó renombre la noche que me visitó Goran Langeneke, un albanocosovar en transito a Marbella donde quería instalarse como mafioso en la Costa del Sol. Era un buen tipo, traía ideas nuevas para un negocio que el intrusismo profesional de los nativos había desnudado de glamour, misterio y decencia; "En tu país -me repetía-, no está bien mirado este trabajo; fíjese J, las familias principales prefieren ver a un hijo con sotana y birrete antes que con sombrero de fieltro y pipa"

No lo veía claro

Goran es frío y analítico, no es de los que se enciende con un simple piropo. Tan es así que ya echó el culo para atrás y reprimió sus ansias de meterse en la Costa del Sol para ir a Sicilia, donde, pensó y se equivocó, hay más posibilidades. En la isla italiana, de nuevo, plegó velas; fue tras una conversación de cortesía con los carabineri
-Mr carabinieri, io vengo della Spagna y aquella fiesta está finito. E Marbella, grande terreno per a professionasto del bene, perla intrusione de nativi...
-Signore mafioso scusa, scusa; capisco il tuo entusiasmo per la vita in Siciloia, ma non e un criminales di piu. E completa. Se e posible, a turno.
Lo que viene a decir es que hay overbooking en la isla y que si quiere, que coja turno. No quiso y se pasó por El Búho Bizco.


Estaba un servidor tan ricamente frente al televisor viendo desfilara los `presuntos´ por las escaleras de los juzgados de Málaga, cuando recibí un sms:

"Amigo J. Toy en ruta. Acepto me invites yintoni en Pájaro Tuerto.
Goran"

El cambio de nombre del pub lo achaqué a la asfixiante atmósfera en la que se han criado los albanokosovares, que los empuja a tomar todo tipo de precauciones.

Entré en el Búho Bizco, levanté dos dedos a la altura de los ojos negros de Lola, la hermosa camarera que llegó para reforzar el éxito del pub. Adivinó que le pedía dos gin tonics. Oteé el fondo de la barra -los mafiosos albanokosovares siempre se colocan al fondo de la barra- y allí estaba Goran.
-¡Coño, Goran, qué alegrón!. ¿Qué te cuentas, te quedas por aquí?
-No, no. Voy de camino a Marbella. La plaza ha cambiado.
-Pero si aquello está fatal, amigo mio. Han trincado a un montón de gente.
-Tú no sabes ni puta idea, ¿se dice así?, ahora, es ahora cuando el territorio está libre, los precios de los locales son más menos caros y los clientes no tener suministros.
-Cuidado, Goran, cuidado no te vayan a joder
-No joder a mi, yo ir para joder ellos, para eso quiero abrir hogar de putas también.
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Gobernando Jesús Gil aparqué el coche sobre una acera amplia frente al hotel mientras me registraba. En cuestión de minutos llegaron un par de guardias que desde lo alto de unos hermosos y fornidos caballos, me advirtieron:
-En Marbella esto no se puede hacer, si no lo quita ya, nos llevamos el coche.
Le comenté al recepcionista lo controladísimo que está todo en la ciudad.
-No lo sabe usted bien -me contestó.

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6 comentarios:

  1. Real como la vida misma, hay paises y ciudades donde la novela negra y la realidad se confunden, hoy en día la mafia no se molesta en tonterías, un buen puesto de concejal de urbanismo y a vivir del cuento.
    Un abrazo.

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  2. La escena de los policía a caballo es cierta. Hubo una época que llegar a Marbella era entrar en otro mundo...y al final todo resultó ser Marbella.

    Un abrazo.

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  3. Hola Javir, la recesión hará brotar mafiosos de todos los colores como brotan las setas después de la lluvia.Que pena, de veras. Un saludo.

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  4. Los mafiosos son de una profesionalidad finísima, sheol. Igual actúan en épocas de escasez que en la abundancia, y hasta es posible que cuantos más peces, más ganancias

    Un abrazo

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  5. Hola Javir.
    La realidad supera la ficción mucho más de lo que pensamos.
    un abrazo.

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  6. Y lo más inquietante, APU, es esa sensación de que la ficción siempre se puede ver desbordada, la sensación de que todo puede empeorar.

    Un abrazo

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